En el año de 1977 se dio a conocer un gran acontecimiento para el desarrollo de las ciencias oceanográficas.
Este acontecimiento se dio en la cordillera de los galápagos, se encontraron organismos en grandes cantidades y de grandes tamaños, estos organismos vivían en estructuras que llamaron ventilas hidrotermales.
Algunos años más tarde se comprobó la existencia de estos ecosistemas en México.
Entre noviembre y diciembre de 1991 se llevo acabo una expedición submarina entre el instituto francés para la explotación del mar y el instituto de ciencias del mar y limnilogia de la UNAM.
Este descubrimiento ha sido de los más notables en las ciencias oceanográficas en el siglo XX.
Este descubrimiento ha causado mucho asombro dadas las condiciones en las que se desarrollan estos organismos, ya que hay una ausencia total de luz, temperaturas de 2 grados centígrados, presiones hidrostáticas capaces de pulverizar un avión o un elefante, y emanaciones toxicas de acido sulfúrico.
Estos organismos se han tenido que adaptar a ciertas condiciones que presenta el fenómeno hidrotermal. En estos jardines del Edén la vida depende de la actividad de quimiosintesis, realizada por las bacterias, algo muy diferente a la fotosíntesis.
Hoy se sabe que la formación de compuestos orgánicos se deriva de la actividad quimiosintetica de bacterias sulfurosas capaces de obtener energía química a partir de la oxidación de ácidos sulfhídricos
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